jueves, 17 de febrero de 2011

las tecnicas de Milton Erickson




Ahora nos enfocaremos en  las tecnicas de Milton Erickson.
Hipnosis Profunda.

El usa el sistema representacional más altamente desarrollado para guiar y conseguir acceso a otros sistemas representacionales posibles.
Segundo, Erickson planea una señal de “despertar” sin informarle a Huxley acerca de sus intenciones. Aquí Erickson está mostrando varios puntos importantes. El elige una señal que está dentro de una modalidad diferente (auditiva) al sistema referencial más altamente valorado (quinestésico). Esto le permite evitar la modalidad y el sistema representacional más conectado con la actividad de la mente consciente y comunicarse más directamente con las partes inconscientes de la mente de la persona.
Erickson procede a probar la efectividad de la pista creando un número de señales en la misma modalidad (auditiva- secuencia de golpeteos del lápiz en secuencia distinta a lo pactado, golpear una silla etc.) La habilidad de Erickson de no responder a estas señales auditivas demuestran la profundidad de su estado Reflexivo-Profundo. Cuando Huxley acuerda las pistas para su “despertar”, no le da directivas expresas de como “no” responder a la estimulación auditiva pactada. Más bien, le expresa en forma positiva que él va a despertar con una señal específica. No se especifica el modo en que Huxley va a responder o no a otras señales auditivas, de manera que se permite que Huxley determinar su conducta utilizando sus propios recursos. Este es un ejemplo consistente de como Erickson limita lo menos posible a las personas con las que trabaja, solo lo necesario para las demandas del contexto. Al hacer una declaración positiva acerca de una señal específica, le permite a Huxley la máxima libertad de responder o no del modo como (Huxley) decida.
                        En la inducción al trance el hipnotizador inexperto a menudo intenta
                        dirigir  o torcer la conducta del sujeto para que se ajuste a su
                        concepto de como un sujeto “debe“ actuar. Debería haber una
                        constante minimización del rol del hipnotizador y una constante
                        expansión del rol del sujeto.

                                              
                                              
De este modo, Erickson hace uso profundo de la totalidad de los recursos de la persona con la que está trabajando.
En un experimento posterior, se le pidió que entrara en Reflexión Profunda y que visualizara un color, siendo la señal para despertar el darse la mano derecha. Aceptó esto y cuando yo consideré que estaba  bien absorbido dentro de este estado de reflexión, le di vigorosamente la mano derecha, seguido por un fuerte pellizco en ambas manos que le dejaron marcas de uñas. Huxley no respondió a esta estimulación física, a pesar de que se observó detenidamente posibles movimientos de sus párpados, su respiración, y su pulso para detectar algún cambio. Sin embargo, después de un minuto movió su brazo unos centímetros a lo largo de la silla donde tenía apoyadas sus manos. Se movieron lentamente y luego cesó todo movimiento.
Se despertó tranquilamente y con facilidad cuando recibió la señal pactada.
Su informe subjetivo fue que simplemente “se había perdido“ en un “mar de color”, de “sensaciones“ y “sentimientos”, de “ser“ color, de estar “completamente involucrado en esto sin identidad propia. Después repentinamente tuvo la experiencia de perder el color en un “vació sin sentido“para después abrir sus ojos y darse cuenta de que “había salido”.
El recordaba la señal pactada pero no recordaba que se lo habían dado. “Solo puedo deducir que se me dio, porque he salido“, preguntas posteriores demostraron que no recordaba otras estimulaciones físicas. Tampoco hubo gestos inconscientes de mirarse o tocarse las manos.
Este mismo procedimiento relacionado al color se repitió pero se le añadió mientras llegaba al estado de Reflexión Profunda, una insistencia repetida de que al despertar el discutiría cierto libro que fue cuidadosamente puesto frente a él. Los resultados fueron similares a los anteriores, “se perdió” “se involucró completamente”..... “uno lo puede sentir pero no describir” “es una experiencia impresionante, fascinante al estar en un estado interminable de color que es suave, tierno, dócil y que lo envuelve todo. Completamente extraordinario, muy extraordinario.” No recordaba mi insistencia ni mis pellizcos. Recordaba cual era la señal pactada, pero no sabía si se le fue dada. El solo suponía que se le fue dad a ya que estaba en un estado de conciencia normal, la presencia del libro no significó nada para él. Una declaración añadida fue el entrar al estado de Reflexión profunda concentrándose en un sentido de color que era, en cierto modo, parecido a, pero no igual, a sus experiencias psicodélicas.

martes, 8 de febrero de 2011

SUGESTIÓN INDIRECTA Y DIRECTA

SUGESTIÓN INDIRECTA Y DIRECTA
Mientras que a Milton Erickson, en los inicios de profesional, como lo atestigua su trabajo, no le fue extraño el uso de sugestiones directas en su enfoque hipnótico, ha sido
mucho más celebrado por su uso extremadamente creativo de la indirección hipnótica. Como Erickson  ha afirmado: «(1) La sugestión indirecta
permite que se manifieste la individualidad, las experiencias vitales previas y los potenciales
singulares del sujeto; (2) los psicodinamismos clásicos del aprendizaje, con procesos tales como la
asociación, contigüidad, similitud, contraste, etc., están implicados en un nivel más [o] menos
inconsciente, de modo que; (3) la sugestión indirecta tiende a rodear la crítica consciente, y
debido a esto puede ser más efectiva que la sugestión directa»

En su exhaustiva revisión de la literatura sobre las sugestiones indirectas, Lynn, Neufeld y
Maré señalaron el problema de la definición operacional de las sugestiones indirectas. Esos
autores concluyen que la sugestión indirecta, que cubre como un paraguas a un amplio rango de
comunicación, tiene dos componentes básicos: (1) el uso de lenguaje permisivo  en contraste con el lenguaje autoritario de la sugestión directa;
(2) una aparente opción de respuestas, en contraste con la sugestión directa que especifica
claramente las respuestas definidas.
Alman y Carney  compararon la disposición a responder de sujetos femeninos y
masculinos a las sugestiones posthipnóticas a través del uso de sugestiones directas e indirectas en
inducciones en citas de audio. Reportaron que las sugestiones indirectas fueron más exitosas en la
producción de comportamientos posthipóticos que las sugestiones directas.
McConkey  usó sugestiones directas e indirectas con sujetos hipnóticos reales y
simulados. Encontró que mientras todos los sujetos simuladores reconocieron la expectativa para
una alucinación positiva, la mitad de los sujetos reales respondieron a las sugestiones indirectas y la
otra mitad no. Concluyó que «la indirección puede no ser la noción clínicamente importante en
comparación con la creación de un contexto motivacional donde todas las sugestiones sean
aceptables y que haga a las ideas congruentes con las otras motivaciones y esperanzas del
paciente» Stone y  investigaron la efectividad de las sugestiones directas e indirectas en la
extracción de movimientos del cuerpo después de la inducción de trance. Reportaron que las
sugestiones indirectas eran más efectivas que las sugestiones directas en la extracción de los
comportamientos blanco. Sin embargo, no encontraron que las sugestiones indirectas fueran más
efectivas con los sujetos resistentes, como Erickson y Rossi  afirman.
Bandler y Grinder  indicaron que el procedi miento de inducción hipnótica doble,
basado en la noción de Erickson de dos niveles de comunicación, en la cual Erickson ofrecía un
conjunto de sugestiones en un tono diferente de la voz mientras intercalaba otro conjunto de
sugestiones en un tono de voz diferente, era superior a la hipnosis tradicional. Bandler y Grinder
utilizaron dos hipnotistas hablando en forma simultánea al sujeto, e hipotetizaron que este
procedimiento de inducción era particularmente efectivo.
Matthews, Kirch y Mosher  compararon una inducción estándar  con una inducción
hipnótica doble (en la cual se dirigió a través de un audífono al hemisferio dominante una
inducción indirecta ericksoniana de levitación de mano, mientras que se dirigían al hemisferio no
dominante, en un segundo canal, simples mensajes infantiles). No encontraron diferencias
significativas entre las dos inducciones en términos de profundidad de trance medida por las
respuestas conductuales a la sugestión. Adicionalmente, reportaron que la inducción hipnótica
doble realmente puede haber disminuido la disposición hipnótica a responder. No encontraron
apoyo a la tesis de Bandler y Grinder de la mayor profundidad del trance al usarse una inducción
doble.

domingo, 6 de febrero de 2011

La perspectiva del rasgo

La perspectiva del rasgo
De acuerdo a la perspectiva del rasgo, las personas varían en su habilidad para
experimentar hipnosis, y su variabilidad es una característica relativamente estable. En esencia, los
teóricos del rasgo  sostienen que la habilidad para experimentar hipnosis existe primariamente
dentro de la persona, no en el hipnotista. Kirsch y Lynn (1995), en la revisión del debate del rasgo,
afirman: «Hay un amplio apoyo para la hipótesis que la respuesta a la hipnosis es similar a un rasgo,
una capacidad actitudinal de la persona: Diferentes mediciones de la hipnotizabilidad tienen
correlaciones de moderada a altas, típicamente en un exceso de 0,60, y se ha reportado una
correlación test -test de 0,71 para un intervalo de 25 años en la administración del mismo test» (p.
849)
En esta noción de un rasgo estable, está implícita la creencia que el clínico que usa hipnosis
debiera tener una indicación clara y confiable de la capacidad hipnótica del cliente. Si el cliente
tiene una baja capacidad hipnótica, entonces no debiera emplearse tratamiento hipnótico. Los
teóricos del rasgo son cuidadosos al señalar que si el clínico tienen éxito en el uso de hipnosis en el
tratamiento de clientes con baja capacidad hipnótica, no hay forma de implicar que la
hipnotizabilidad no fue relevante, sino que más bien la efectividad del tratamiento es atribuible a
los efectos no específicos del tratamiento . Hilgard (1982) advirtió: «La fuente principal de la creencia
que todo el mundo es hipnotizable, sostenida por muchos clínicos que practican hipnosis, es una
confusión entre el éxito de su psicoterapia y el rol de la hipnosis en aquella»
En el paradigma ericksoniano, esencialmente todos los individuos tienen la habilidad de
responder hipnóticamente. La esencia del logro de esta respuesta descansa en la técnica
hipnótica individualizada. El uso de técnicas estandarizadas es evitada porque dicha
estandarización es, por definición, inflexible y fracasa en la utilización de la singularidad del
individuo específico. Esta idea está en contraste directo con la de los teóricos del rasgo
mencionados anteriormente. La habilidad del individuo para experimentar hipnosis es una función
de la creatividad del hipnotista, no un rasgo de quien responde ). Como lo
ha observado Bates (1993), mientras que esta noción del potencial universal de la hipnosis fue
sugerido por Bernheim, Forel y Moll a finales del siglo 19 y a principios del siglo 20, fue Erickson quien
le dio prominencia moderna a esta noción . En esta teoría, la resistencia del individuo para experimentar hipnosis es un reflejo y/o una función de la
inflexibilidad del hipnotista.
Abundan los ejemplos de la asombrosa inventiva de Erickson para individualizar3 sus
inducciones hipnóticas para ayudar al cliente/sujeto a experimentar hipnosis . Esos ejemplos incluyen la «inducción de la planta de tomate», en la cual
a un cliente que sufría de un dolor canceroso intratable que no era sumiso a las sugestiones
hipnóticas directas, [Erickson le comunicó las sugestiones] en dos niveles diferentes de significado
(v.g., plantas de tomate y la necesidad de comodidad). Hay numerosos ejemplos en los cuales
Erickson ofrece al sujeto ejemplos no verbales de respuestas hipnóticas, como en la levitación de
mano, donde el sujeto con frecuencia eleva su mano. Al leer esos ahora familiares ejemplos de
caso, no es irrazonable concluir que esas experiencias no podrían haber ocurrido si se hubiesen
dado sugestiones estandarizadas a los sujetos. Bates (1993) observó que una implicación
fundamental del enfoque de Erickson ha sido expandir el dominio de la hipnosis para incluir formas
de comunicación indirectas y no verbales. Es legítimo preguntarse, sin embargo, a través de qué
criterio esas comunicaciones se califican como ocurriendo dentro del dominio de la hipnosis. (Bates,
1993)
Cuando Robert Erickson, de tres años, se cayó por las escaleras y se hirió en una forma que
requería atención médica inmediata, su padre utilizó en forma magistral el contexto de la situación
para ayudar a Robert a sobrevivir la experiencia de dolor. Erickson describe una serie de
intervenciones en las cuales el dolor de Robert fue reconocido, y le pidió que se asegurara de la
buena calidad de la costra que se estaba formando y que intentara contar los puntos que recibiría
(Haley, 1967). No hubo una inducción formal de hipnosis durante esta interacción con Robert.
Erickson afirmó: «La cuestión es establecer bien en qué punto fue empleada la hipnosis. Realmente,
la hipnosis comenzó con la primera afirmación hacia él y se hizo patente cuando él dio todo su
interés y prestó atención a cada uno de los eventos exitosos que constituyeron el manejo médico
de su problema»
Pero la interrogante permanece: ¿De acuerdo a qué criterio esta maravillosa intervención
con Robert constituye hipnosis? Al menos es cierto que se empleó una técnica de distracción
efectiva. Sin embargo, como Hilgard y LeBaron (1984) han indicado, la distracción del dolor es
distinta a la que se logra a través de hipnosis y constituye una intervención no hipnótica. Como este
ejemplo lo demuestra, Erickson estaba interesado en lo que funcionaba, sin importarle si una
intervención particular podía ser definida como hipnótica o no hipnótica.
Es importante advertir que averiguar qué está incluido en el dominio de la hipnosis es vital
para comprender el fenómeno (Bates, 1993). Que todos los individuos son hipnotizables es una
función de los límites (o los límites expandidos) usados para definir a la hipnosis. Lo mismo se aplica
al considerar si una intervención particular es o no hipnótica (como en el caso de Robert), y es
responsable, por tanto, del cambio terapéutico. Al usar una definición amplia de la respuesta
hipnótica y lo que constituye un tratamiento hipnótico, sería posible, desde luego, concluir que
todo el mundo es hipnotizable y que todas las formas de comunicación terapéutica constituyen
una forma de hipnosis, ya sea directa o no. Esas definiciones amplias de hipnotizabilidad e hipnosis
hacen imposible la verificación empírica y, por último, no tienen significado.
Aunque hay amplios datos para apoyar la noción de la hipnotizabilidad como un rasgo, el
debate aun es vigoroso. Gfeller  sostiene que a través de un
enfoque de habilidades cognitivas, los sujetos inicialmente con baja hipnotizabilidad fueron
capaces de aumentar sus habilidades hipnóticas al punto de ser comparables con aquellos
evaluados como muy hipnotizables. Se necesita mucha investigación para determinar si esos
resultados representan una hipnotizabilidad realmente aumentada o son una función de la sumisión
a demandas experimentales externas. Además, la relevancia del contexto clínico aun no ha sido
establecida. No hay dudas que la complacencia aumentada, la motivación y la expectativa son
relevantes para el éxito clínico. Sin embargo, es una cuestión separada si se está modificando un
rasgo.

sábado, 5 de febrero de 2011

HIPNOSIS: EL PROBLEMA DEL ESTADO/NO ESTADO


Históricamente, la hipnosis ha sido considerada por los profesionales y el público lego, como
un estado alterado de consciencia, es decir, un estado de funcionamiento que es fundamental y
significativamente diferente estado de vigilia y/o del dormir (Bowers, 1966; Fromm, 1979; Gill y
Brenman, 1959; Hilgard, 1965a; Orne, 1959; Tart, 1975; Weitzenhoeffer, 1953, 1989). Erickson fue un
vigoroso proponente de la posición del estado alterado (Haley, 1967; Erickson y Rossi, 1979, 1980), así
como lo han hecho sus numerosos seguidores (v.g., Dolan, 1991; Edgette y Edgette, 1995; Lankton y
Lankton, 1983; Matthews, 1985; Gilligan, 1987, por nombrar algunos pocos). Este estado alterado de
consciencia es producido a través de alguna forma de inducción hipnótica en la persona dispuesta
a responder. El estado producido se distingue de otros estados alterados, a la vez que la
sugestionabilidad es una característica de este estado alterado, y no es la única característica
distinguible (Kirsch y Lynn, 1995).
La posición del estado ha sido desafiada articuladamente por numerosos teóricos del no
estado, que sugieren que el comportamiento producido por la hipnosis es completamente
explicable en ausencia del constructo de un estado alterado (Barber, 1969, 1979; Barber y Ham,
1974; Orne, 1959; Sarbin, 1950; Sarbin y Coe, 1972). Sarbin y Slagle (1979) indicaron los problemas
tautológicos en la definición de la hipnosis como un estado alterado: Ningún análisis sofisticado de la hipnosis puede evitar el reconocimiento de la tautología
contenida en la explicación clásica de la hipnosis. La tautología puede ser expresada en forma
simple: comportamientos ordinarios agrupados en la hipnosis, como catalepsias, rigidez,
paramnesias y actos posthipnóticos, que son los efectos del trance hipnótico; la presencia del
trance hipnótico es observado por la presencia de catalepsias, rigidez, paramnesias y actos
posthipnóticos. La circularidad proviene de la falta de un criterio independiente. (p. 274)
La revisión de la literatura en fisiología indicadora de estado hipnótico, efectuada por
Sarbin y Slagles (1979), considera una amplia variedad de investigación en las funciones respiratoria,
cardiovascular, hemodinámica, vasomotora, genitourinaria, gastrointestinal, endocrina, y cutánea.
Esos autores concluyen que (1) simplemente no hay evidencia que los cambios fisiológicos en las
funciones mencionadas más arriba sean atribuibles al estado de trance hipnótico, y (2) que esos
cambios fisiológicos pueden ser influenciados por estímulos condicionados, procesos simbólicos e
imaginería (p. 300). Las investigaciones empíricas cuidadosas y sistemáticas han fracaso, hasta
ahora, en producir algún indicador fisiológico del estado hipnótico que se replicable
consistentemente (Kirsh y Lynn, 1995; Sarbin y Slagle, 1979). Sin embargo, como lo señalan Kirsch y
Lynn (1995), podría haber un indicador identificable del estado que haga que el estado hipnótico
no pueda falsificarse.
T. X. Barber (1969, 1979; Barber y Ham, 1974) ha publicado una prolífica investigación para
establecer una explicación alternativa para el estado hipnótico. Los datos producidos por Barber y
sus colegas (v.g., Barber y Ham, 1974) los han llevado a concluir que los comportamientos
hipnóticos (v.g., producción de ampollas, remoción de verrugas, reducción del dolor) y fenómenos
(amnesia, regresión de edad, progresión de edad, alucinaciones visuales y auditivas, catalepsia del
brazo, etc.) son funciones de las motivaciones, actitudes y expectativas de los clientes/sujetos, más
que el resultado de un estado alterado de consciencia.

viernes, 4 de febrero de 2011

LA INFLUENCIA DE MILTON ERICKSON

Las ideas de Erickson respecto a la psicoterapia (en la cual la hipnosis jugaba un rol
importante) han contribuido al desarrollo de un número de enfoques terapéuticos (v.g., terapia
breve, terapia estratégica, terapia orientada a la solución, programación neurolingüística). Los
numerosos Institutos Erickson en los Estados Unidos, Europa y Australia; los centenares de libros que han sido publicados; y las diversas conferencias nacionales e internacionales que detallan las
intervenciones clínicas derivadas de las ideas de Erickson.
Cuando Rodolfa, Kraft y Reilley (1985) distribuyeron cuestionarios a 500 miembros de la
Sociedad Americana de Hipnosis Clínica, 161 profesionales respondieron a los cuestionarios,
incluidos médicos, psicólogos y dentistas, con un promedio de edad de 50 años. Los autores
reportaron que (1) Erickson fue la opción más respondida en términos de un teórico específico con
quien ellos identificaban su trabajo; (2) Erickson fue preferido en esa población en una razón de 10 a
1; y (3) quienes contestaron seleccionaron a Erickson como aquel que tenía la mayor influencia
como contribuyente al campo de la hipnosis.
En forma similar, los resultados del estudio reflejaron la popularidad de la hipnosis
ericksoniana y su influencia en una amplia variedad de aplicaciones, como la medicina
conductual, opción de materiales de lectura, asistencia a entrenamiento e intereses de
investigación. Los dos libros más citados como representativos en el campo de la hipnosis fueron:
Advanced Techniques of Hipnosis and Therapy: Selected Papers of Milton H. Erickson, M.D. (Haley,
1967), seguido de Clinical and Experimental Hipnosis (Kroeger, 1963). A la vez que la muestra de
Rodolfa et al. (1985) puede estar sesgada (al considerar que sólo retornaron el 32% de los
cuestionarios), refleja la visión común de la influencia de Erickson en el campo, particularmente en
las dos décadas pasadas.

La hipnosis

La hipnosis ha probado ser una herramienta clínica perdurable y válida usada por una
variedad de profesionales de la salud. Desde el siglo 18, ha sido practicada de acuerdo a variados
estilos y enfoques, desde el uso de Anton Mesmer de su propio magnetismo animal, al estilo
autoritario y directivo de Sigmund Freud, al enfoque flexible y utilitario de Milton Erickson. Para Freud
y otros en el último siglo, la hipnosis en si misma era un tratamiento para ser usado en la remoción y
el alivio de los síntomas. Pero la hipnosis hoy, como lo han indicado Kirsch, Lynn y Rhue (1993), es
utilizada no solamente como una modalidad de tratamiento exclusiva, sino que como coadyuvante
de algunas otras formas de terapia.
Una interrogante que debe ser considerada antes de discutir los asertos de la hipnoterapia
ericksoniana, es si la hipnosis, como intervención clínica, aumenta o no la efectividad del
tratamiento. Kirsch, Montgomery y Sapistein (1995) llevaron a cabo un meta-análisis de 18 estudios
en los cuales la terapia cognitivo-conductual fue empleada con y sin hipnosis. Sus resultados indican
que el resultado del tratamiento fue aumentado significativamente por la adición de la hipnosis. Sus
datos mostraron una mejoría de un 70% en aquellos clientes que recibieron hipnoterapia cognitivaconductual,
al ser comparados con sujetos que recibieron terapia conductual-cognitiva no
hipnótica. Kirsch y sus colegas concluyeron que el efecto de añadir hipnosis a la psicoterapia es
sustancial, particularmente en el tratamiento de la obesidad, donde en un seguimiento a largo
plazo, se encontró que la pérdida de peso fue mantenida. De este modo, en la afirmación más
general, la hipnosis es efectiva como una forma de tratamiento auxiliar. Dados esos datos, son
relevantes dos interrogantes: (1) ¿Cuán efectivo es un enfoque de hipnosis cuando es comparado
con otros enfoques? (2) ¿Qué elementos de un enfoque son centrales para su efectividad?